Espero conseguirlo y que podaís disfrutar de ello este año.
Os dejo a continuación el primer capítulo de "El Lamento de Alistair" (¡OjO hay SPOILERS!)
CAPITULO 1
El corazón me latía deprisa. Notaba subir y bajar mi pecho a gran velocidad y mi mano se aferraba como una garra al marco de la puerta. Estaba a punto de saltar en dirección hacia aquello cuando la escalera se iluminó. Mi madre se encontraba detrás de mi padre con la mano aún en el interruptor del descansillo.
-¿Te pasa algo cielo? –Me preguntó mi madre – Estas temblando.
-Mira lo que te hemos comprado tu madre y yo. –Dijo mi padre con una cámara Réflex pegada al rostro. Accionó el disparador y me cegó con el flash –Hemos pensado que te vendría bien para tus estudios.
-Sí, si claro… Es genial. –Dije recuperando la tranquilidad. Aquellos destellos rojos que había visto se debían a los leds de la cámara reflejados en las gafas de mi padre. Resoplé aliviado y me aparté de la puerta para dejarles pasar. ¿Acaso no podía estar tranquilo? Sabía que todo había terminado, pero una sensación oscura y desconocida llevaba atormentándome los últimos meses. Mirara donde mirara me parecía ver aquellos ojos escarlatas vigilando desde las sombras… Había pasado por demasiado… Y como me dijo Chibi, mi Hada Guardián, me autosugestionaba. Ella se había marchado, pero prometió que regresaría cuando comenzara a hacer frío. El verano tocaba a su fin así que esperaba volver a verla pronto.
-Que sepas que la cámara es parte de tus navidades. –Me dijo mi padre pasándome la correa de la cámara en torno al cuello con su habitual ceño fruncido. Mi padre es un hombre alto y fuerte que acompañado con su cara de pocos amigos y sus pobladas cejas le hacen parecer temible. Tiene el poco pelo que le queda canoso y un lado de la cara surcado por pequeñas cicatrices, que me confesó, fueron producto de un accidente en el que uno de sus hermanos se transformó frente a él…
-¡No seas así niño! –Le recriminó mi madre –Estamos muy orgullosos de que hayas comenzado la carrera. –Me dijo dándome un beso en la mejilla y sonriendo –Esperamos que le des buen uso. -Mi madre tiene el pelo largo y castaño cayendo a ambos lados de los hombros, sus ojos son mitad verdes, mitad castaños, o como suele decir ella: “De color agua-pantanosa” Mi madre es bastante guapa y no aparenta para nada su edad, esto unido a su carácter muy similar al mío hace que cuando paseamos juntos por la calle parezcamos hermanos.
-Esperemos que te vaya todo bien en la Universidad, que ya es bastante cara como para sin saber cómo irás hacerte regalitos… -Refunfuño mi padre quitándose la chaqueta.
-Vale. Muchas gracias por la cámara –Dije –Voy a apagar el ordenador y a probarla antes de irme a la autoescuela.
Con el comienzo de las clases iba a empezar también mi primer día de autoescuela. Había decidido compaginarlo con mis estudios asistiendo un par de horas por la noche, dejando así toda la tarde libre para poder estudiar. Bajé la tapa del portátil y lo dejé en mi habitación. Me tiré en la cama y encendí la cámara para cotillear cómo funcionaba.
Tras un rato de investigación pulsé el botón de la galería y mi imagen apareció en la pantalla de LCD. Un sorprendido joven miraba con los ojos entrecerrados al frente, estos eran castaños al igual que su pelo aunque más claros por el flash, pareciendo dorados. El pelo flotaba despeinado por su cabeza y el flequillo le caía revuelto sobre la frente. En uno de los brazos con los que trataba de taparse los ojos podía verse una pulsera de aro metálico cuyo cierre eran dos testas de lobo. Tendría que cortarme el pelo, pensé apagando la cámara y dejándola sobre el escritorio.
Mientras miraba al techo me acordé de Roll, ¿Qué estaría haciendo ella ahora? Tras nuestra ruptura habíamos quedado como “amigos” pero la relación se había deteriorado, las llamadas habían cesado y habíamos perdido prácticamente el contacto. Sabía que lo nuestro nunca volvería, pero el recuerdo estaba allí, tan vivo como el primer beso, tan claro como su sonrisa.
Me levanté de la cama y miré la hora en el reloj de la cocina, tenía diez minutos para llegar a la autoescuela. Me puse las gastadas playeras de siempre y cogiendo las llaves me despedí de mis padres. La autoescuela estaba cerca de mi casa así que caminé tranquilamente hasta llegar. La recepcionista me indico la puerta de la clase con un gesto de la mano. Tampoco había demasiada perdida, era un sitio pequeño y había una sola puerta. Entré en la clase y me senté en una de las sillas del fondo. Las paredes estaban llenas de señales de tráfico y en la pizarra, escritas con tiza, explicaciones de la clase anterior. Poco a poco fueron llegando más personas y la pequeña clase se llenó enseguida.
Un señor mayor con el pelo completamente blanco y peinado a raya entró y se sentó frente a nosotros.
-¿Hay nuevos? Levantad la mano –Junto a mi levantaron la mano tres personas más - Para los nuevos, mi nombre es Nikola, Aeh, si tenéis cualquier duda preguntad, idos estudiando el libro en casa –Nos dijo dándonos un librito morado a los que habíamos levantado la mano –Bueno pues como hay bastante gente nueva, Aeh, vamos a empezar por el principio: Señales.
Conforme avanzaba la explicación me fui dando cuenta de que el “Aeh” no era una manera de llamar nuestra atención. Tras media hora de clase “NikolaAeh” nos dijo que podíamos irnos a casa. Cuando salí a la calle de nuevo ya había anochecido completamente. Metí las manos en los bolsillos del pantalón y emprendí el camino de vuelta.
-¡AAAAALIIIIISSSTTTT! –Chilló una aguda voz a mis espaldas. Me di la vuelta y vi como Chibi corría en mi dirección con su larga melena pelirroja ondeando en todas direcciones.
-¡Chibi! –Exclamé con alegría, no esperaba que volviese tan pronto -¿Qué haces aqu... –Chibi saltó sobre mí pasando sus brazos en torno a mi cuello y sellando sus labios con los míos. –Uh, ahhhh… -Conseguí decir por fin mientras la sostenía entre mis brazos - ¡Que sorpresa!
-Jum, ¿Eso es lo único que se te ocurre decirme después de haber estado fuera todo este tiempo? –Preguntó con un puchero.
-No, ¡Claro que no! Es que me has pillado de sopetón. Te he echado mucho de menos –Afirmé poniéndola de nuevo sobre el suelo. -¿A que ha venido ese beso?
-A nada, me apetecía. Yo también te he echado de menos, pero prometo nunca, nunca, nunca, volverme a separar de ti –Dijo entre saltitos.
-Me parece bien –Dije notando que una sonrisa involuntaria se dibujaba en mi rostro.
-Estás mucho más alto –Me dijo alzando el rostro. Chibi era un Hada. Mi hada Guardián según me había dicho. Tenía el largo pelo rojo cayendo sobre los hombros y la espalda. Era bajita y menuda en su forma humana, suponía que se debía al hecho de su naturaleza mágica. Sus ojos eran brillantes, oscuros y grandes. Su nariz era pequeña al igual que su boca, con finos pero seductores labios. Llevaba tan solo una amplia camiseta oscura con brillos plateados a modo de vestido. El conjunto hacía parecer a Chibi una niña, pero puedo afirmar que no lo es… Una imagen fugaz cruzo mi mente y vi como ella sonreía.
-Aún no se te ha olvidado, eh –Dijo riéndose. Los SMP (Como nos distinguimos entre nosotros) éramos capaces de comunicarnos por el pensamiento. Era algo que siempre olvidaba.
-Perdona –Dije – Bueno, ¿Cuéntame que has estado haciendo mientras estabas fuera?
Mientras paseábamos, ella me contó que había volado muy lejos con el resto de hadas a una zona en el ártico diseñada como residencia para escapar del terrible calor del verano. Según me dijo las hadas soportan peor el calor que el resto de los SMP y que en época estival se ve disminuido su poder mágico.
-Ósea, que básicamente has ido a un hotel helado para hadas.
-Jajaja, así es. La verdad mientras estuve allí me acordé mucho de ti. No sabía si estarías bien sin mi ayuda… -El recuerdo de Aura y de aquellos ojos rojos pasó por mi cabeza y Chibi saltó al instante. Tuve que explicárselo todo con pelos y señales hasta que por fin conseguí tranquilizarla –Sabía que no tenía que haberme ido… Bueno en realidad ya sabía lo que pasaría… Solo quería ver si me contabas la verdad -Sonrió
-¿Cómo que lo sabias? ¡¿Para qué has montado entonces ese numerito?! ¿Y aun así te fuiste? ¡¿Qué clase de juego es este?! –Dije escandalizado.
-Alist, nuestro mundo es complicado, yo no puedo decirte muchas cosas… ¡Porque son secreto! –Dijo agarrándome del brazo – No permitiré que te pase nada. Perdona por lo de antes. El código de Guardianes obliga a separarse del protegido para comprobar si realmente podría sobrevivir sin su ayuda, y créeme Alist, ¡Tú necesitas mucha ayuda!
-Entonces, ¿Lo de marcharte por el calor fue una prueba? –Aquello me disgustaba un poco.
-No sabes nada Alistair Blake, ese era uno de los motivos, perdóname. Tienes todo el derecho a desconfiar de mí. Pero todo lo que te he contado es verdad. Y aquellas cosas que no puedo contarte son porque es mejor que no las sepas…
-¡Odio los secretos Chibi! ¡Toda mi vida está rodeada de incógnitas y vivo día a día con miedo de lo que puede pasar! ¿Cómo puedo seguir confiando en ti?
-Por qué me importas Alist… Te he prometido que no iba a permitir que nada malo te pasara… Y si hay cosas que no te puedo decir es por qué no puedo… De verás que me gustaría, pero si lo hiciera…
-Comenzó a llorar y a temblar junto a mí. La agarré de una mano y nos sentamos en un banco cercano mientras intentaba quitarle las lágrimas.
-Tranquila, tranquila –La decía mientras la abrazaba –Está bien, vamos. Confió en ti, entiendo que haya cosas que no me puedas contar… Es mucho más difícil de lo que pienso ¿Verdad?
-Yo solo te prometo que te protegeré lo mejor que pueda. Yo estoy aquí por ti y para ti. Y no me marchare de tu lado otra vez, pero compréndelo –Se enjugo las lágrimas en mi camiseta –Si me marché fue por algo mucho más importante, no lo hice por gusto, solo quiero protegerte… Además ¿Qué tipo de Hada Guardián sería si permitirá que hicieran daño a mi protegido?
-Supongo que una no muy buena... – Sonreí. Chibi de una manera o de otra siempre me había ayudado o había intentado avisarme de que algo pasaría. Si no podía contármelo sus razones tendría, lo único que importaba es que confiaba en ella. -Gracias por haber vuelto. Sea lo que sea lo que te preocupa sé que lo afrontaremos y superaremos juntos. Confía en mí.
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¡Ayudádme a dar a conocer a Alistair y que su Aullido se escuche en todas partes!
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